¿Qué es el prorrateo del IVA?
El prorrateo del IVA es un paso clave en la liquidación del impuesto a las ventas. Se aplica cuando adquieres bienes y servicios para generar ingresos de operaciones gravadas, exentas y excluidas del IVA.
A efectos de computar el crédito fiscal debe verificarse su vinculación con operaciones gravadas, así lo establece el Artículo 12 de la ley de IVA.
¿Por qué es importante?
Porque te permite calcular cuánto IVA puedes deducir como crédito fiscal en tus declaraciones fiscales.
El prorrateo es la forma en que se distribuye el IVA pagado por tus compras, según la naturaleza de tus operaciones. Si vendes productos gravados como exentos, por ejemplo, no podrás deducir todo el IVA pagado en tus compras, sino solo una parte proporcional al porcentaje de tus ingresos gravados.
El prorrateo no solo aplica a las compras de bienes y servicios, sino también a otros conceptos como los gastos en seguros, alquileres, comisiones y más. Es importante llevar un buen registro de tus operaciones para realizar el prorrateo correctamente y así evitar problemas con AFIP.
Tipos de prorrateo
Si necesitas consignar el crédito fiscal por tus ventas, es importante que conozcas las diferentes formas de hacerlo. Hay tres formas principales:
Asignación directa
Esta opción aplica cuando vendes bienes o servicios gravados. En este caso, puedes computar los gastos directamente vinculados a la actividad gravada. Sin embargo, si la venta está exenta y adquiriste un bien o servicio que contiene IVA, no podrás computar el crédito fiscal.
Prorrateo específico
Esta opción es útil cuando realizas más de una actividad, como por ejemplo ventas en el mercado interno y exportaciones. Aquí, debes asignar y calcular el porcentaje exento y gravado según la vinculación del bien o servicio y el gasto correspondiente.
Prorrateo general
Esta opción se vincula sobre el total de crédito y consiste en calcular el porcentaje correspondiente a la actividad gravada, mientras que el resto no es computable. En este caso, debes considerar los gastos generales que abarcan al contribuyente, como el alquiler, servicios públicos, honorarios del contador, y cualquier otra actividad en la que estés involucrado.